Aprovechamos la energía vital todavía no demasiado "contaminada" de un ser en crecimiento para curarse de la mayoría de sus dolencias.
El niño manifiesta en su ser la impronta del sistema familiar al que pertenece y por tanto, su sanación requiere el análisis de este entorno en el que vive y al que es permeable.
La relación madre-hijo funciona como una unidad en las primeras etapas del desarrollo, por lo que conocer, cuidar y respetar esta circunstancia es primordial en la salud de ambos.
Respetamos la sabiduría con la que los niños nacen, la escuchamos y potenciamos, guiándoles en este aprendizaje de la vida, para que ellos en un futuro sean los principales responsables de su salud. Así mismo, los padres aprenden a reconocer el mensaje que a veces la enfermedad nos expresa.
La homeopatía, fitoterapia y osteopatía.